Scroll to top

El sector trabaja en la polinización asistida ante el desajuste en la floración del pistachero por el cambio climático

Son solo entre siete y diez días mágicos en los que debe coincidir la floración de los pistacheros machos y hembras. Una sincronización milimétrica para que el polen del árbol masculino llegue empujado por el viento hasta la variedad femenina. Días cruciales que determinan el éxito de la polinización y, por tanto, la producción de esa campaña.

Se trata de un proceso natural determinante sometido a múltiples variables donde cualquier cambio altera el resultado. Es lo que se ha visto en Estado Unidos y comienza a observarse en España: las variedades masculinas adelantan su floración, sobre todo en los inviernos suaves con menos horas de frío, lo que provoca una falta de sincronización con la floración femenina. Un desajuste que puede dar al traste con la cosecha y que revela aún más la importancia de elegir bien las variedades de una plantación para que se produzca el solape necesario.

Desde 2017 el centro de investigación El Chaparrillo, adscrito al IRIAF, realiza un seguimiento fenológico de su colección de 60 variedades, desde que comienza la fase de brotación, para estudiar su comportamiento. Y lo que han visto es que hay machos que florecen muy pronto, enviando su polen a unas flores femeninas que aún no están receptivas, algo que están detectando precisamente en el macho Peter, la variedad que poliniza a Kerman, la más cultivada en España.

Para adelantarse a un futuro problema, el centro de investigación plantea algunas alternativas como contar con variedades de machos extra-tempranos para recoger el polen de forma previa, conservarlo y aplicarlo exactamente en la floración de la hembra, según explica a PistachoPRO el investigador Esaú Martínez. Es lo que se ha llamado polinización asistida. Con ello se quiere solucionar la falta de sincronización, pero también otros problemas que pueden impedir una polinización correcta como periodos intensos de lluvias, enfermedades o vientos huracanados.

Recolección de polen de pistacho

El año pasado, los técnicos del Chaparrillo en colaboración con el laboratorio de Sanidad Animal, ya recolectaron pólenes de distintas variedades, incluidos híbridos, para estudiar su comportamiento. Se firmó un contrato con el CIB-CSIC, con el grupo de biotecnología del polen de plantas cultivadas, para analizar la viabilidad del polen recogido (comprobar si el polen está vivo y puede emitir el tubo polínico) y su poder germinativo (reproducir un medio de cultivo en el laboratorio similar a la flor femenina para que el polen germine y emita el tubo polínico). El trabajo se repetirá en la presente campaña.

A la vez, el centro de investigación ha firmado un contrato con una empresa pistachera para hacer un seguimiento fenológico, estudiar sus plantaciones y comprobar qué machos son los que realizan mejor el solape en previsión de que existan problemas en un futuro. En este trabajo también se analizará cuál es el mejor método de conservación del polen con análisis de distintos factores como la temperatura, la humedad o la luz. Los resultados de este trabajo serán públicos y se pondrán a disposición del sector.

Métodos de aplicación en la polinización asistida

La polinización asistida se puede aplicar por diversos métodos, como pulverizadores manuales como realizan en Irán, atomizadores con aire que ya se prueban en EE.UU. o drones. El polen se diluye en polvo de talco u otro producto inerte que sirva para la distribución.

Joaquín Cayuela es el director de Rústica el Acebuchal y pistachero. Ha desarrollado un sistema propio para aplicar el polen con un dron. Ya lo ha hecho durante dos campañas en sus propias fincas y, aunque asegura que hace falta un estudio riguroso para comprobar la eficacia del método, sí que ha notado un aumento de la producción. “Mi labor con el dron es apoyar al macho en la polinización, no sustituirlo”, precisa.

Cayuela señala que solo distribuir el polen no garantiza la cosecha porque influyen otros factores como el riego o el abonado. Lo que sí ofrece a sus clientes son los análisis que realiza en la Universidad de Córdoba para garantizar la viabilidad del polen.

Uno de los aspectos que se debe estudiar en profundidad es cómo debe realizarse la aplicación y la frecuencia. Cayuela considera que lo mejor es repetir el vuelo tres o cuatro veces durante los 15 días de la floración femenina. El investigador Esaú Martínez comparte la misma opinión: “Una polinización asistida, para que supla a la polinización natural, no consiste en aplicar en polen en una sola pasada. Ni dentro de la flor todas las flores abren a la vez, ni dentro del árbol todas las flores abren a la vez, ni en toda la parcela las flores están receptivas a la vez”.

Cayuela recoge el polen sacudiendo las flores masculinas, lo conserva y lo mezcla con un polvo vehicular para aplicarlo con el dron, al que ha acoplado un sistema propio para que suelte el polvo “poco a poco”. Quienes más le llaman para contratar sus servicios son pistacheros con plantaciones jóvenes de 4 y 5 años que quieren tener cuanto antes su primera cosecha, “pero a esa edad los árboles no están preparados, recomiendo hacerlo en fincas de 9 y 10 años en adelante”.

¿Problemas por exceso de polen en pistacho?

Otro de los debates se centra en saber si al existir más polen en la plantación mejorará siempre el cuajado. Hay que tener en cuenta, explica Esaú Martínez, que el polen tiene que germinar y emitir el tubo polínico. El polen se posa sobre el estigma de la flor. Ese estigma está preparado para darle un medio de nutrición al polen para que baje por el estilo hasta el ovario. Si son cientos de granos de polen los que compiten entre ellos para progresar, esa competencia puede agotar ese medio de nutrición, por lo que “no por tener más polen nos aseguramos tener más cuajado”.

Al igual que existen plantaciones de pies madre de pistacheros para la obtención de yemas para injertar, en un futuro próximo podríamos ver plantaciones únicamente de machos para recoger el polen, una nueva oportunidad que, por ejemplo, la empresa israelí Edete ya desarrolla en EE.UU. Cuenta con equipos especializados y asegura que, habitualmente, un árbol tiene alrededor del 10% de sus flores polinizadas, aunque realmente puede soportar hasta 80% de sus flores polinizadas. La empresa afirma que con sus herramientas la tasa de polinización puede llegar al 40%, multiplicando los beneficios.

Léelo antes en nuestro boletín

Lo recibirás cada 15 días, ¿te apuntas?

Abrir chat
¡Quiero recibir el boletín por WhatsApp!