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La campeona mundial de fútbol también apuesta por el pistacho

Gonzalo Sánchez Cañete

Por Gonzalo Sánchez Cañete, ingeniero agrónomo. Doctorando CONICET – INTA Estación Experimental Agropecuaria San Juan (Argentina).

La producción de pistacho en Argentina se presenta como un cultivo relativamente nuevo en la historia agraria del país. Aparece durante la década de 1990, a partir de la reglamentación de la Ley de Desarrollo Económico N° 22.021 (más conocida como Ley de Diferimientos Impositivos). En aquel momento el área cultivada pasó de 25 a 120 hectáreas, y luego, en el periodo 2008 – 2016 la superficie creció un 395%.

Según el Censo Nacional Agropecuario (2018) existen un total de 1.270 ha cultivadas, de las cuales la provincia de San Juan concentra alrededor de 1.190 ha, más del 90% del total, mientras que el resto de hectáreas se distribuye entre las provincias de Mendoza, La Rioja, Catamarca y San Luis. En los últimos 5 años se registró un creciente interés por parte de nuevos productores que se animan a invertir y esperar el tiempo que necesita el árbol para comenzar a producir. De esta forma, el cultivo de esta anacardiácea se encuentra en franco auge en Argentina ya que en tan solo dos años se duplicó el número de hectáreas cultivadas, vaticinando un futuro prometedor para este cultivo.

La principal provincia productora es San Juan al noroeste de Argentina, registrando plantaciones en varios departamentos de la geografía local: 25 de Mayo, Sarmiento, San Martín, Pocito, Albardón y Angaco. Inmerso en la gran Diagonal Árida Sudamericana, su clima es típicamente árido, tipo desértico, siendo la temperatura media de 17,2 °C y la humedad relativa promedio del 53%. La precipitación media anual es inferior a 100 mm y se concentra principalmente en los meses estivales. Esta situación implica que toda la agricultura de la provincia se encuentre estructurada necesariamente a partir del desarrollo de sistemas de irrigación.

Como es bien sabido, para que el pistachero alcance rindes comerciales es necesario cumplimentar los requerimientos de frío invernal, así como veranos calurosos, y también un período libre de heladas que no comprometa la floración. En ese sentido, las condiciones edafoclimáticas de San Juan son óptimas para su desarrollo, de manera que la productividad ronda en torno a los 2.500 kg por hectárea.

En la zona prima el modelo productivo californiano, siendo Kerman el cultivar hembra más utilizado y Peter su polinizador. La floración tiene lugar a fines de septiembre y durante la primera quincena de octubre. En cuanto al portaninjerto, si bien algunas de las parcelas más antiguas poseen PG I, el pie más difundido actualmente es UCB-1.

Se utilizan múltiples marcos de plantación, siendo 6 x 5 m el más difundido, aunque también los hay de 7 x 5, 6 x 4 y 5 x 5. En general, la cosecha se lleva a cabo a desde mediados de febrero hasta principios de marzo, mediante vibradoras de tronco y de ramas, aunque el equipo más difundido es el conocido comúnmente como side by side.

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